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Parteras de primera línea: tres razones para apoyar a estas trabajadoras de la salud humanitaria en medio de una crisis de financiación mundial

Un hombre y dos trabajadoras sanitarias en bata rosados atienden a una mujer acostada en una cama que sostiene a un bebé recién nacido.
En la sala de partos del Hospital Kyeshero, en Goma, en la zona oriental de la República Democrática del Congo, un equipo de partería asiste a una mujer desplazada que acaba de dar a luz. © UNFPA DRC/Jonas Yunus DRC.
  • 02 de mayo de 2025

NACIONES UNIDAS, Nueva York – “Esta semana asistí 19 partos, dos de los cuales fueron emergencias potencialmente mortales”, afirmó Espérance, una partera del Hospital General Kyeshero, en la zona oriental de la República Democrática del Congo. “Estamos trabajando en condiciones sumamente difíciles, con el temor de no poder salvar todas las vidas, pero seguimos trabajando”.

Cada año, tres cuartas partes de todas las muertes maternas se producen en solo 25 países, la mayoría de los cuales se encuentran en el África subsahariana y en Asia meridional. Acosados por los conflictos y los desastres climáticos, la mayoría de estos países dependen de estructuras de ayuda extranjera para apoyar sus sistemas de salud, pero a medida que se recorta la financiación humanitaria en todos los ámbitos, los servicios vitales, como los ofrecidos en Kyeshero, se van reduciendo peligrosamente.

“No estamos rechazando a nadie, pero esto supera nuestra capacidad”, explicó el doctor Fabrice Bishenge, director del hospital. “Nos falta de todo, desde bolsas de sangre hasta medicamentos. Podremos seguir prestando servicios contando con el apoyo del UNFPA y de otros socios, pero ¿por cuánto tiempo?”  

Con la ayuda del UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva, el hospital de Kyeshero es uno de los pocos centros de atención materna en funcionamiento en la provincia de Kivu del Norte, asolada por el conflicto. Dado que cientos de miles de personas se encuentran desplazadas y no pueden acceder ni siquiera a los servicios más esenciales, la mayoría de los hospitales se han visto obligados a cerrar debido a la inseguridad, la falta de suministros y el desplazamiento del propio personal.

"Podremos seguir prestando servicios contando con el apoyo del UNFPA y de otros socios, pero ¿por cuánto tiempo?”

Se trata de una realidad que se está desarrollando en contextos de crisis en todo el mundo, en que se van cerrando las instalaciones y un número incalculable de trabajadores sanitarios pierden sus empleos, en tanto que millones de personas necesitan urgentemente su ayuda. Sin embargo, como se esboza en una nueva iniciativa del UNFPA, hay amplias pruebas de la viabilidad de una solución simple y eficaz en función de los costos: la capacitación, empleo y despliegue de más parteras. 

1) El mundo corre el riesgo de que retroceda el progreso obtenido en materia de salud materna

Las mujeres y los recién nacidos en entornos frágiles y afectados por conflictos tienen el doble de probabilidades de morir durante el embarazo y el parto, y representan más del 60 % de las muertes maternas en todo el mundo.

Los profundos recortes de financiación sólo agravarán estas cifras, ya que es probable que aumente la ya alarmante escasez de alrededor de 900.000 parteras cualificadas. En Yemen, donde seis de cada diez partos tienen lugar sin partera, y cuatro de cada diez mujeres no reciben atención prenatal, la tasa de mortalidad materna se encuentra entre las más altas de la región. 

Nora es una de las cuatro parteras calificadas en la isla de Kamaran, en la gobernación de Al Hudaydah; ella trabaja en un centro de salud apoyado por el UNFPA que atiende a unas 5.000 mujeres y niñas en tres aldeas. “Estoy dispuesta a caminar por el barro, pasar por inundaciones y luchar contra toda adversidad, porque cada nacimiento debe ser una historia de alegría, no de dolor”, planteó.

 Una trabajadora sanitaria con bata blanca y la cabeza y el rostro cubiertos de pie junto a una cama hecha de cuerdas sostiene a un recién nacido envuelto en una sábana blanca
Nora es una de las cuatro parteras calificadas en la isla de Kamaran, en la gobernación de Al Hudaydah, en Yemen © UNFPA Yemen 

La grave falta de recursos de la isla implica que las mujeres que van a tener partos de alto riesgo deben tomar un bote a través de aguas traicioneras hasta el hospital más cercano, seguido de un largo viaje en ambulancia. Nora recordó el caso de una mujer que entró en labor de parto con graves complicaciones mientras hacía el traslado nocturno en barco: sin equipo, Nora trajo al mundo al niño de forma segura, y tanto la madre como el bebé sobrevivieron.

“Estoy dispuesta a caminar por el barro, pasar por inundaciones y luchar contra toda adversidad, porque cada nacimiento debe ser una historia de alegría, no de dolor”. 

Sin embargo, la falta de fondos significa que el UNFPA no puede seguir apoyando al centro de salud, lo que le costará a Nora su trabajo y pone en peligro la vida de muchas personas en su comunidad. Lamentablemente, su caso está lejos de ser una excepción: en todo Yemen, el UNFPA ya no podrá capacitar ni emplear a más de la mitad de las 1.492 parteras previstas para 2025, lo que significa que más de 590.000 mujeres en edad fértil perderán el acceso a una partera, y alrededor de 2,3 millones de personas en general se verán afectadas. 

2) La pérdida de empleos reducirá las tasas de supervivencia de millones de mujeres y niñas 

Las parteras suelen ser las únicas trabajadoras de salud disponibles en entornos humanitarios: apoyan partos seguros, manejan complicaciones, ofrecen anticonceptivos y cuidan a las sobrevivientes de la violencia. Cuando desaparece la financiación, las parteras ya no pueden trabajar, los centros de salud cierran y se pierden vidas. 

El UNFPA ya ha recibido informes sobre el aumento de las tasas de mortalidad de mujeres y recién nacidos en zonas de conflicto y contextos frágiles. En Gaza, Huda Shaban explicó que “las mujeres embarazadas y lactantes se encuentran entre las más vulnerables y necesitan atención y orientación. Como partera, enfrento desafíos debido a la grave escasez de suministros médicos y el virtual colapso de nuestro sistema de salud”.

Una mujer con blusa estampada azul y la cabeza cubierta con un velo rosado se arrodilla en una alfombra ante una bolsa azul y empaca medicamentos.
Huda Shaban, partera capacitada por el UNFPA, prepara un kit de elementos esenciales para el parto limpio para mujeres embarazadas en un lugar de desplazamiento en Gaza, Territorio Palestino Ocupado. © UNFPA Palestina

 

Los centros de salud de Gaza están sobrecargados, no cuentan con personal suficiente y son cada vez más inaccesibles debido a la falta de ambulancias, restricciones a la circulación, evacuaciones y amenazas a la seguridad. Por lo tanto, ampliar la partería comunitaria es más importante que nunca para garantizar que las mujeres tengan acceso a la atención cuando más la necesitan.

“En la actualidad no hay hospitales que admitan a embarazadas, lo que las deja sin acceso a la atención prenatal regular”, agregó la Sra. Shaban, que recibió capacitación del UNFPA. “Hay muy pocas clínicas disponibles, y los sitios médicos existentes brindan una atención mínima a las mujeres embarazadas”.

Con la pérdida de fondos estadounidenses, es probable que el UNFPA solo pueda desplegar a 63 de las 93 parteras que había planificado desplegar en Gaza en 2025, que tampoco recibirán el equipo necesario para llevar a cabo su trabajo de manera efectiva.

3) Son rentables y salvan vidas 

Alcanzar la cobertura sanitaria universal a partir de las parteras podría evitar dos terceras partes de las muertes maternas y neonatales, contribuir a reducir los costos de atención sanitaria y dar lugar a una fuerza laboral más productiva. Los estudios han demostrado que cada dólar invertido en partería aporta hasta 16 dólares en vidas salvadas, garantía de la estabilidad e impulso de la economía. 

“Me han confiado proteger la vida durante su momento más vulnerable y milagroso: el parto”, planteó la partera Halima Bukar Shettima en Borno, en el noreste de Nigeria. “Mi trabajo va más allá del cuidado físico: se trata de empoderar a las mujeres, fortalecer a las familias y nutrir a las comunidades”.

La Sra. Shettima es una de las parteras de primera línea del UNFPA dedicadas a trabajar en un centro de salud en un campamento de desplazados para personas que huyen de la violencia. “Cada vida salvada cuenta una poderosa historia de resiliencia y el profundo impacto del cuidado compasivo”.

Una trabajadora sanitaria vestida con uniforme marrón del UNFPA y velo blanco cubriéndole la cabeza toca el vientre de una mujer embarazada
Partera Halima Bukar Shettima, partera de primera línea apoyada por el UNFPA, que actualmente presta servicios en un centro de salud en un campamento de desplazados en Borno, Nigeria. © UNFPA Nigeria/Ayuba Markus

Por cada partera obligada a abandonar sus estudios, su trabajo o su aspiración por no ser valorada se pone en riesgo la vida de otra mujer embarazada. El nuevo Acelerador de Partería del UNFPA hace un llamamiento urgente para que aumente la financiación, la capacitación y la promoción de la partería, incluso en situaciones de crisis: a partir de una atención cualificada, respetuosa y con base empírica, las parteras deben estar en el centro de sistemas de salud sólidos. 

 “Mi trabajo va más allá del cuidado físico: se trata de empoderar a las mujeres, fortalecer a las familias y nutrir a las comunidades”.

En Port-au-Prince, la capital de Haití, las parteras se dedican a prestar servicios sociales y asistencia psicológica, junto con la atención médica, pero sus posibilidades de prestar servicio se ven limitadas por la violencia implacable, el saqueo y la inseguridad. 

“Las pandillas están utilizando la violencia sexual como herramienta para infundir miedo y tomar el control de los cuerpos de mujeres y niñas”, señaló la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem, e indicó que muchos hospitales se han visto obligados a cerrar porque se están quedando sin medicamentos y sin personal.

En Port-au-Prince la partera Naomie Noel está trabajando en un proyecto del UNFPA apoyado por el Fondo Mundial con el objetivo de prevenir y detectar infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH. “Ante el flagelo del VIH y el SIDA, necesitamos profesionales sanitarios calificados y multidisciplinarios que brinden atención e implementen medidas preventivas de largo alcance para lograr el objetivo de cero nuevas infecciones para 2030”, explicó. “Es sumamente importante educar y crear conciencia entre jóvenes y adultos sanos sobre el comportamiento sexual responsable”. 

“Parteras de apoyo” 

Una trabajadora de la salud con bata blanca, velo rojo oscuro que le cubre la cabeza y gafas inserta una aguja en la muñeca de una mujer embarazada acostada en una cama en una cabaña con paredes de hierro corrugado
La partera Nadifo Abdihakim Elmi revisa a una mujer embarazada que vive en un campamento para desplazados internos en Dayniile, en las afueras de Mogadishu, Somalia.© UNFPA Somalia/Usame Nur 

En Somalia, la partera Nadifo Abdihakim Elmi trabaja en un centro de salud apoyado por el UNFPA y fue llamada a una emergencia que amenazaba la vida en un campamento de desplazados en las afueras de la capital, Mogadiscio. 

 “No podemos descuidar a una madre en estado crítico; tenemos que actuar”.

“Nuestros centros no están equipados para complicaciones, pero no tuvimos tiempo de llevar [a la madre] al hospital, así que la tratamos en el campamento con nuestros medicamentos”, declaró al UNFPA. 

Tanto la madre como el bebé están a salvo, pero esto fácilmente pudo haber ocurrido de otra manera, de forma más trágica. “Uno de los desafíos que enfrentamos en situaciones de crisis es que las madres pueden llegar en cualquier estado. Es difícil cuando no puedes ayudar plenamente a alguien necesitado, pero no podemos descuidar a una madre en estado crítico”.

“En cada crisis que enfrenta un país, son las parteras las que llevan la carga más pesada”, agregó. “En las inundaciones, dejamos nuestros hogares para ayudar a las madres. En el desplazamiento, las seguimos y las apoyamos. No importa el tipo de crisis, las parteras siempre están ahí”.

“Hay que apoyar a las parteras para que puedan apoyar a las madres”.

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